Si leíste mi última publicación, sabrás que pasé el sábado pintando en Pedro Abad. ¡Pues la aventura no terminó ahí!
El domingo 9 de noviembre , el despertador sonó a las 6:00 (¡todo un lujo comparado con las 4:45 del día anterior!) y volvimos a ponernos en marcha. Esta vez, nos dirigíamos a Guadalcázar , otro pueblo precioso cerca de Córdoba, para su concurso de "Pintura Rápida".
Y ¡alerta de spoiler!... ¡esta historia tiene un trofeo al final!
Un rincón acogedor (y un cambio de perspectiva)
El tema de este concurso era pintar un "rinconcito" (un rinconcito acogedor) del pueblo.
Decidí seguir usando mi nuevo formato grande de acuarela (114 cm x 81 cm) que construimos nosotros mismos, pero esta vez lo coloqué en formato horizontal . Encontré el lugar perfecto frente a la calle principal y el Bar Requena .
Es un bar tan tradicional y auténtico donde los lugareños pasan sus días riendo, charlando y simplemente siendo andaluces. Sabía que tenía que capturar esa energía.

El incidente del "Colacao"
Ahora viene lo gracioso. En estos pequeños pueblos andaluces, la gente suele tomar un cafelito (café fuerte), una caña (cerveza) o quizás un brandy por la mañana.
¿Mi pareja? Fue al bar y pidió un colacao (chocolate caliente). Luego volvió y pidió otro. ¡Y otro más!
A la tercera vez, los lugareños ya nos tomaban el pelo y se reían a carcajadas. «¿Más colaçao?». Fue un momento muy divertido y humano. Rompió el hielo, y aunque todos se burlaban de nosotros, nos hizo sentir bienvenidos.

Pintando en el viento
El tiempo era soleado, pero con un viento frío que nos mantenía alerta.
Igual que en Pedro Abad, los vecinos fueron encantadores. Se acercaban a verme, a contarme historias y a animarme. A veces cuesta concentrarse cuando uno va contrarreloj, pero sus palabras significan muchísimo para mí. Cuando te dicen: «Este es el mejor arte que he visto», te dan la energía para seguir construyendo este sueño.
Pero esta vez, me sentí diferente.
Estaba aplicando los comentarios que me dieron los maestros el día anterior. Me sentía más preparada, más concentrada y mucho más relajada. Simplemente me dejaba llevar por la acuarela.





El veredicto: ¡4º premio!
Entregamos el cuadro a las 17:00. Había unos 20 pintores esta vez, y el nivel era alto.
Nos reunimos en el Ayuntamiento para la decisión. Empezaron a anunciar a los ganadores... y dijeron un nombre, empecé a ponerme nerviosa, y entonces me llamaron: "¡Maryna Riepnova!"
¡Gané el cuarto premio!
Estaba emocionadísima al subir al escenario. Fue increíble recibir este reconocimiento, y me sentí especialmente orgullosa de ser la única mujer entre los ganadores .


¿Dónde está ahora el cuadro?
A diferencia de ayer, no pude vender este cuadro a los lugareños (¡aunque algunas personas me lo pidieron!).
Tras haber ganado un premio, el cuadro pertenece ahora al Ayuntamiento de Guadalcázar . Se exhibirá en la colección cultural de la ciudad para que todos puedan admirarlo para siempre. Me llena de alegría saber que una de mis obras forma parte de la historia de esta ciudad.
¡Qué fin de semana! Desde vender un cuadro a una pareja encantadora en Pedro Abad hasta ganar un premio en Guadalcázar... Estoy cansada, pero estoy muy, muy feliz.


¡Gracias por seguir mi viaje! ¡Ciao!
María