El fin de semana pasado fue un torbellino de pintura, conducción y aventura. Participé en dos concursos de "Pintura Rápida" y quiero contaros sobre el primero en Pedro Abad , un pueblo encantador de Córdoba.
Todo comenzó muy, muy temprano... ¡a las 4:45 AM !
Cargamos el coche a oscuras y condujimos dos horas desde Málaga. Tengo que agradecer enormemente a mi pareja. No solo me lleva a cumplir mis sueños, sino que además prepara los mejores bocadillos y tentempiés caseros para darme energía. (Si eres artista, busca a alguien que te apoye así; no le gusta que lo diga públicamente, jajaja, ¡pero soy muy afortunada!).
Un gran reto de acuarela
Llegamos justo a tiempo para el "Fallo" (el sellado del lienzo) que dio inicio oficial a la competición.
La mañana era gris y con niebla; ¡parece que por fin llega el otoño a Andalucía! Pero el tiempo no fue el único reto. Decidí probar algo nuevo: una acuarela de gran formato (114 cm x 81 cm).
Como es difícil encontrar marcos de este tamaño, ¡mi pareja y yo lo construimos nosotros mismos! Compramos la madera, la mesa y tensamos el papel en casa. Fue un poco un experimento, pero tenía muchas ganas de probarlo.

Café, vecinos y Calle de Jesús
Encontré mi inspiración en una calle acogedora llamada Calle de Jesús , con vistas a una hermosa iglesia.
Esa es la magia de pintar al aire libre. Mientras pintaba, los vecinos empezaron a salir. ¡Fueron tan amables! Me trajeron café caliente para entrar en calor y algo para picar.
Mientras yo estaba absorta en mis colores, mi pareja se dedicaba a sus relaciones públicas. Le encantan estos pueblos pequeños (siempre intenta convencerme de que nos mudemos a uno para que podamos crear "mejor arte", ¡pero ese es tema para otra entrada del blog!). Instaló su ordenador para trabajar cerca, se hizo amigo de la gente del lugar y estuvo pendiente de mi rincón de pintura.
Una conexión especial
Mientras el cuadro cobraba forma, una encantadora pareja de ancianos se detuvo a observar.
La señora me recordaba muchísimo a mi abuela de Ucrania. Estaba asombrada porque... ¡estaba pintando su casa! Su calle, su balcón, incluso su coche estaban ahí mismo en mi cuadro.
Llamó a su marido y se quedaron allí mirándome trabajar, contándome historias de sus vidas y de su historia en Cataluña antes de regresar a casa. ¿Sabes esa sensación cuando el arte te conecta con la gente? Fue mágico.


El veredicto... y un final feliz
¡A las 17:00 se nos acabó el tiempo! Corrimos a llevar el cuadro al Ayuntamiento para la exposición en la plaza mayor.
Estaba abarrotado: ¡al menos 300 personas! Fue maravilloso conocer a algunos de los maestros de la región (que ahora se están convirtiendo en amigos) y escuchar sus opiniones. Todos miraban las pinturas, y recibí muchísimos comentarios bonitos sobre mi gran acuarela.
Empezaron a anunciar los premios... 5.º puesto (no fui yo), 4.º puesto (tampoco fui yo)... y así sucesivamente hasta el 1.º. Esta vez no gané ningún premio.

Pero sucedió algo mejor.
Allí mismo, en la plaza, se me acercaron tres familias distintas de la calle de Jesús. ¡Todas querían comprar el cuadro!
Comenzamos a charlar, pero al final, la conmovedora historia de aquella encantadora pareja de ancianos nos cautivó a todos (a mí también). ¡Habían estado rodeando el cuadro como si lo protegieran! Decidieron llevárselo a casa.
Así que, aunque no me llevé un trofeo a casa, volví con el corazón lleno sabiendo que mi obra está colgada en la misma casa que la inspiró.


¡Nos vemos en la próxima aventura! ¡Ciao!
María